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OPINIONDESDE EL BALCÓN

Verano



  • José Luis Romero

Conformen pasan los días, las semanas, los meses y los años se va constatando (por si a alguien le quedaba aún alguna duda) que la irreversible deriva de Beardo no tiene parangón alguno contrastable con ciudad de la importancia de El Puerto de Santa María: con una población cercana a los 90.000 habitantes y una situación geográfica privilegiada, pero con un deterioro cada vez más ostensible y una parálisis económica e institucional nunca vista. Ni siquiera en aquellos años en los que gobernaba su compañero Moresco.

Agotadas las ¾ partes de mandato, la evidencia es que no ha sido capaz de dar respuesta a ninguno de los interrogantes, ni cumplida promesa alguna de la carta a los reyes magos que fue su programa de gobierno y que tanto vendió a bombo y platillo, junto a aquellos que llamó “los preparados” para hacer realidad esas promesas.

Entrados ya en los últimos día de agosto de 2022, El Puerto se encuentra: sin PGOU; con el Presupuesto Municipal de 2018; con la mayor parte de los contratos de servicios públicos en situación de prórroga o en precario; con las transferencias retenidas por el Ministerio de Hacienda, por no cumplir el Ayuntamiento con sus obligaciones; con las infraestructuras fracasadas, como el caso de Pozos Dulces donde han comenzado el entierro de 10 millones de euros que se sellará con la lápida del parcheo que ha encargado Beardo; con la sangría de la Gerencia de El Puerto Global; sin la estación de autobuses; sin la Comisaría; sin proyecto de ciudad; con un Ayuntamiento en estado de letargo que ofrece unos servicios públicos precarios y en decadencia; etcétera.

Pero, además, con la desvergüenza de presumir en redes y medios pagados sin rubor alguno de un buen hacer que no se creen ni Beardo ni su banda de utilleros, ávidos de apropiarse y de capitalizar lo que el esfuerzo de la iniciativa privada suple ante la carencia generalizada de lo público.

Pasará este verano de 2022, verano de conciertos, y el equipo de eventos y farándula callejera con su homónimo a la cabeza, se esforzará en organizar eventos, cabalgatas y pasacalles para poder presentarse a la reelección en las próximas elecciones con su nuevo programa de gobierno, que ya auguro que será pan y circo y que El Puerto siga en la deriva en la que el “Beardismo” nos ha instalado.

La esperanza ante el nuevo curso que se nos presenta es que ojalá que el disfrute de lo votado tan erróneamente, quede enterrado en uno de los huecos del acceso al panteón del parking de Pozos Dulces.

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