- Artículo de opinión: Inmaculada Alcántara y Colón
¿Qué aporta el movimiento vecinal? Esta es una pregunta que tristemente he escuchado demasiado seguido en la misma semana.
Pregunta lapidaria que retumba en mis oídos como si me hubiese visto envuelta en una explosión nuclear, y el zumbido la perpetúa continuamente. Es más aún si cabe sorprendente, escucharla en boca de quién ha participado del movimiento vecinal desde joven, de quien ha disfrutado de sus acciones, quien se ha beneficiado de sus eventos y formaciones, de quien durante años ha acudido a su encuentro cuando ha hecho campaña y ha querido aumentar su hemeroteca, o quien ha solicitado colaboración y participación en eventos y festejos para que estuviesen arropados.
Claro debe quedar que dinero no aporta, ni contribuye económicamente, porque si fuese así, no sería un tipo de asociacionismo sin ánimo de lucro que funciona desde el voluntariado, con el propósito de velar por el bien común, sin retribución alguna, mirando por el bienestar de la ciudadanía y por tener la mejor ciudad que se pudiera imaginar. Acudiendo a donde tenga que ir, y hablar con quien tenga que hacerlo, o manifestándose civilizadamente junto a quien quiera acompañarlo, sin mirar color o siglas.
Si aportase dinero, ya no sería el movimiento vecinal, ni serían asociaciones vecinales las que lo compone, pues se trataría de otro tipo de entidades, colectivos u organizaciones, que están financiados, se mueven por otros intereses o motivos y/o a cambio de un sueldo.
Yo le preguntaría a quien cuestiona el movimiento vecinal, y tu ¿qué aportas?, ¿haces algo por la ciudad?; Y seguramente alguno me dirá muy orgulloso: “Trabajo por la ciudad”.
Pero eso no es contribuir y dar a la sociedad “a fondo perdido”, porque trabajar es realizar una actividad a cambio de un sueldo, y eso no es aportar, sino un intercambio.
Me hago la pregunta una y otra vez, y me respondo: (entiéndase la ironía) “Aportar…, pues aporta unas estupendas fotografías llenas de gente, que les ha atendido, escuchado e incluso les ha creído, al álbum de muchos de esos que ahora me hacen esa pregunta,”.
Ahora y sin ironía, la respuesta es bien sencilla, aporta valor humano, eso de lo que carecen ciertas entidades, que tal y como está la sociedad hoy en día es un valor en alza. Aporta voluntariado, compromiso, trabajo, dedicación, empatía, ayuda, acompañamiento, saber escuchar, etc. A cambio de nada. Por la simple satisfacción de una labor bien hecha y en pro de mejorar la vida de los demás.
No todo el mundo se mueve por el beneficio económico que se pueda obtener con sus acciones. Quizás seamos un conjunto de especímenes extraños que encuentran gozo y plenitud en el hecho de obrar desinteresadamente para los demás. Sin reconocimiento, ni aplausos, ni fotos, y desde el anonimato, sin ser persona pública (aunque algunos de esos especímenes, por su prolongada y dedicada trayectoria de voluntariado vecinal son fácilmente reconocibles por su nombre propio). Una especie endémica y condenada a la extinción, parece ser, dentro del pensamiento de muchos que quieren quitar al movimiento vecinal de cualquier ecuación en la que tradicionalmente estaba incluida.
Chaparrón de críticas, de unos y otros, por hacer o por no hacer. Curiosamente en su mayoría de quienes no hacen sino criticar, mientras permanecen impávidos detrás de su teléfono, tableta u ordenador, amparándose en las redes sociales para no aportar NADA. Así que menos pasividad y a ser proactivos.
¡¡Zapatero a tus zapatos!!, reza en el refranero, y que cada cual se ocupe de su parcela de interés, dejando a los demás obrar como bien le indique su conciencia social, sin tener que estar soportando críticas, reproches, control o intentos de limitar la libertad de acción. El movimiento se demuestra andando,(o eso dicen), y el movimiento vecinal está en continuo avance, le pese a quien le pese, a quien le moleste, le incomode, o piense lo que quiera, porque mientras haya personas con conciencia social seguirá vivo. Quien lo sepa apreciar, será bienvenido, y quién lo desprecie, que ande bien lejitos… que nos gusta el buen rollo, porque las malas energías no aportan nada de nada. Así que critiquen, que menosprecien, que hablen, al menos se entretienen, que con su impasividad deben estar muy, pero que muy aburridos, porque aquí seguiremos con el Movimiento Vecinal mirando hacia delante.