Soledad Benítez Leonisio nació en Cádiz en 1972. Desde pequeña tuvo muy claro que quería ser 3 cosas de mayor: periodista, actriz y cantante. Durante años, escribe numerosos cuentos, participa en concursos musicales y graba parodias de anuncios y programas de la tele con la cámara Super 8 (el tomavistas) de su padre.

Estudia Periodismo en Sevilla, alternando la carrera con trabajos relacionados con su otra faceta artística, la de cantante y actriz. Fue una etapa complicada ya que, tras la separación de sus padres, su situación económica cambia y, si quería seguir luchando por sus sueños, no le quedaba otra que recorrer los pueblos cantando, a la par que se preparaba los exámenes. De lunes a viernes trabajaba a contrarreloj y los fines de semana actuaba o ensayaba con la orquesta. Trabajó en radio, televisión, periódicos, revistas, … Pero después de año y medio sintió que empezaba a estancarse profesional y económicamente, así que en 1996 se marcha a Madrid con el dinero justo para sobrevivir un par de meses. Pero hacerse allí un hueco no le resultó fácil. Trabajó de noche en el mundo de la música. Vivía de noche y dormía de día. Fueron tiempos difíciles, en los que sí recuerda con cariño su participación en el popular concurso Lluvia de Estrellas, quedando finalista con su imitación de Madonna.
Y es que, la historia de Soledad puede ser perfectamente la de muchas mujeres emprendedoras, dispuestas a todo por conseguir sus sueños. Sin embargo, al igual que en muchos casos, no ha sido un camino de rosas. Siempre fue una buscavidas y tras años de subidas y bajadas, volvió a Cádiz.
Pero la cosa tampoco mejoró mucho. Se casó, fue mami, se divorció. Se vio sola con un niño de año y medio. Sufrió «mobing» en el trabajo, cayó en una depresión que la tuvo de baja seis meses y con una carta de despido por delante. La vida parecía no ponérselo fácil, así que tras varios trabajos temporales, idas y venidas, comenzó a trabajar en lo que se había formado como consultora de Formación, Protección de Datos, Ciberseguridad, Prevención de Riesgos Laborales, etc.
«Yo ponía mi vehículo, la gasolina y mi trabajo a cambio de un sueldo mínimo sujeto a objetivos comerciales más comisiones si superaba el mínimo de ventas. Me dejé la piel y me fui creando una cartera de clientes que durante más de 10 años me han seguido allá donde he trabajado. En la última empresa en la que estuve fue cuando realmente abrí los ojos. Todo el mundo me decía y tú, con lo que vales, ¿cómo es que no tienes un trabajo mejor?», nos cuenta Soledad.
Conoció a su segundo marido y con él, Puerto Real. Lugar en el que considera ha encontrado por fin su sitio. «Estaba acabando el periodo de prueba de mi último contrato y, cuando iban a hacerme indefinida, rechacé la oferta y decidí establecerme en solitario. De pronto lo vi claro. No necesitaba a nadie. Yo sola era capaz de grandes cosas y me encontraba con la fuerza suficiente para afrontar el cambio. Así que solicité el pago único del SEPE, compré un coche y lo rotulé, y me puse a trabajar con ilusión y todas mis energías en mi propia creación, DONWORRI.»
Además, aprovechando el parón de la pandemia retomó su actividad literaria. Con el seudónimo de Paula Marabot, escribió dos novelas y se volcó en la creación de Haikus, que publicaba periódicamente en Redes Sociales. Obra que se suma a “3 historias de mujer” premiada con un accésit en el II Certamen de Poesía y relato Corto de la Fundación Municipal de la Mujer de Cádiz; además de la publicación de la obra, Soledad fue elegida como “mujer modelo” para la exposición fotográfica “Mujeres del Siglo XXI”, que tuvo lugar en el Centro Cultural “El Palillero” meses después.
Soledad es mujer, madre, empresaria, cantante, escritora… Y todo lo que quiera ser. Soledad es solo un ejemplo de que el día 8 es un día para contar su historia, para poner en valor su lucha, su capacidad, su esfuerzo y lo que supone aún a día de hoy ser mujer en una sociedad en la que, por desgracia, hay más trabas que ayudas.