- La Barriada del Marquesado indignada y muy enfadada con el poco compromiso que el ayuntamiento ha tenido con sus vecinos, tras las promesas de mejora.
Esta barriada puertorrealeña, una de las que se encuentran en la periferia de Puerto Real, sigue en pie de guerra ante la falta de compromiso del ayuntamiento. En estos días, los vecinos comentan cómo han caído en saco roto las distintas promesas de mejora que habían anunciado para realizar en la barriada.
Nos cuenta María que ella misma había oído el compromiso de realizar distintas mejoras en la zona, sin embargo, con el paso del tiempo, los problemas no hacen más que empeorar. Ella es una de las vecinas de la barriada, que en reuniones típicas de coloquio por sus calles, coinciden que han sido engañadas por lo que han querido mandar a este medio distintas fotografías y hechos para denunciar su enfado, indignación y tristeza por la situación que sufren.
Como podemos ver en las fotografías, las obras que fueron acogidas con felicidad por parte de todos, hoy están en total modo de pausa. Los materiales están siendo motivo de juegos para los jóvenes en algunas ocasiones, juegos desafortunadamente perjudiciales para dichos materiales, aumentando los problemas que ya existían antes por otros nuevos, producto del abandono de los trabajos que se estaban realizando. La entrada del barrio da una visión lamentable, nos cuenta María, otro de los motivos de enfado de los vecinos del Marquesado.
Estos mismos vecinos y vecinas fueron conocidos en su momento por echarse a sus calles, caminos y zonas naturales, ante la falta de servicios municipales. Nos cuenta Isabel que pagan con sus impuestos estos servicios, pero por la carencia de ellos, tienen que realizarlos ellos mismos y lo hacen, sobre todo, a modo de protesta. Limpiezas, desbroces y trabajos de albañilería son algunos de los trabajos realizados por ellos y ellas, en un gran trabajo vecinal, dando testimonio de su iniciativa tanto en redes sociales como en prensa. A día de hoy, la promesa de mejora con la repercusión de dicha protesta no ha llegado, nos narra Isabel.
Gabriela, otra vecina del barrio, nos cuenta que el ayuntamiento prometió arreglar el puente que cruza el arroyo de La Molineta.
Su estado es lamentable y peligroso para los usuarios que deciden arriesgar y pasar por él. Ya ha dado algún susto a algún ciclista o senderista que frecuentan la zona. El compromiso de arreglo del puente tampoco ha llegado.
«Ahora era el momento ya que la falta de lluvia deja trabajar»,
nos cuenta Gabriela. Pero, a día de hoy, sigue su estado peligroso para los usuarios.
Otro motivo de enfado y en esta ocasión es Rosario la que nos lo desvela, es la falta de limpieza en las calles. El servicio de limpieza GEN acude a la zona, pero el servicio no llega a cubrir las necesidades de sus vecinos. El estado de los contenedores es de vergüenza, nos dice, los olores llegan a las casas y algunos contenedores están pringosos por la falta de limpieza. A eso súmale la actitud de algunos vecinos incívicos, que ante la falta de vigilancia campan a sus anchas. Rosario también coincide con su vecina, que ante la falta de limpieza, entre ellas baldean y limpian, sobre todo pensando en los mayores del barrio. Pero esta situación ya cansa a todos por igual.
También la pista deportiva sigue estando en muy malas condiciones, algo que a los jóvenes que fueron noticia la pasada Semana Santa, además de a los jóvenes que la frecuentan, enfada muchísimo. Nos cuenta Joaquín, uno de los jóvenes que conocimos a raíz de su limpieza voluntaria, que tanto él como sus compañeros de partidos en dicha instalación, se ilusionaron con la noticia de que se iban a mejorar las pistas y, sin embargo, todo sigue igual. Además barajan realizar nuevos campeonatos que organizan entre ellos y tendrán que acondicionar ellos mismos la zona.
Todos estos motivos justifican el pesar tan grande que en estos días sufre la barriada puertorrealeña. Se sienten muy enfadados y plantean alguna forma de hacer llegar al consistorio sus demandas ante la situación que sufren. Como se puede observar por los testimonios reales de vecinos del barrio, su estado de ánimo es totalmente justificado.